¿Te has parado a pensar cómo afecta la hiperconectividad en la que vives a tu salud? ¿Sabías que el Universitario promedio se desplaza en Barcelona alrededor de 27,4 kilómetros diarios y tan solo 2 los hace caminando?

No es ningún noticia que el estilo de vida en las ciudades modernas está marcado por la alta conexión tecnológica y todo tipo de medios de transporte desde escaleras mecánicas, ascensores, hasta automóviles, metro, tranvía, tren, avión, y en un futuro próximo el hyperloop.
La proximidad de todos aquellos servicios que satisfacen nuestras necesidades básicas y principalmente la alimentación provocan que caigamos fácilmente en el sedentarismo que acaba convirtiéndose en un estilo de vida que deja mucho que desear.
Pero en sí toda esta sofisticación no es ningún mal, de hecho todo este confort se desarrolla para crear un mundo mejor y más accesible para todos. Y de ningún modo estamos diciendo que cojamos la lanza y salgamos a cazar, más bien que encontremos un equilibrio y tomemos consciencia para añadir vida a nuestros años y años a nuestras vidas.
De no ser así el sedentarismo favorece la aparición de enfermedades como la obesidad, enfermedades cardiovasculares, estrés crónico, el sobrepeso, y otras conductas autodestructivas con consecuencias gravísimas para la salud.
Existen dos perfiles con un mayor índice de vulnerabilidad:
En primer lugar los niños de aquellas familias que ya son sedentarias y que sus rutinas y hábitos diarios y semanales no incluyen ningún tipo de evento dónde la educación en la actividad física sea la protagonista.Aquellos hábito que se afianzan en los primeros años de vida marcaran la diferencia en edades adultas. Es decir, un niño habituado a participar en eventos deportivos, pertenecer a un equipo ya se de natación, hockey, o baloncesto, o hacer salidas al medio natural de forma habitual será propenso a seguir haciéndolo de adulto sin que ello suponga un sacrificio que requiera una alta dosis de fuerza de voluntad. Sencillamente lo tiene integrado en su autoconcepto. ¡El o ella es una persona activa!
En segundo lugar en los círculos donde las personas se dedican más a actividades de carácter intelectual, aumentando la probabilidad de que se presente el riesgo a padecer una de las enfermedades vinculadas al sedentarismo. No requiere la misma actividad física ser informático que cocinero.
¿ Cómo sé si soy sedentario y qué hago para dejar de serlo?
Los principales signos de una vida sedentaria podrán ser identificados si prestas atención a:
– Las actividades cotidianas suponen un esfuerzo excesivo.
– Otros se cansan menos que yo en actividades cotidianas como: hacer la compra, subir escaleras…
– Noto que me levanto con poca energía.
– No hago ejercicio de forma habitual.
– Siento que no descanso y tampoco disfruto del descanso.
– Paso la mayor parte del día sentado/a.
– Al subir escaleras me cuesta recuperar el aliento de nuevo